El auge
de las startups ha cambiado el paradigma de comunicación
corporativa. Éstas son empresas que nacen de una idea de negocio, normalmente
relacionada con el mundo tecnológico, que carece de una infraestructura
empresarial consolidada. Sin embargo, su necesidad comunicativa les hace querer
correr antes de saber andar. Aquello de que “apenas me funciona la web y
ya quiero hacer un rueda de prensa”.
Según
datos de Pier01, uno de los muchos edificios en Barcelona destinados a ser
hub de empresas relacionadas con el emprendimiento, en 2017 ya son más de
20.000 los profesionales que trabajan directamente para este modelo de
negocio.
Pero,
¿cómo debemos adaptarnos como Agencia de Comunicación a este modelo?
El papel
de la Agencia de Comunicación en el mundo 'Tech' es aún más importante si cabe
que en una empresa tradicional. Por definición, una startup tiene un
modelo de negocio específico y suele tener una comunicación deficiente con sus
públicos: clientes, entorno social, proveedores, etc. Se critica, desde el
auge de muchas empresas que empezaron como startups (Glovo, Mytaxi,
etc), la falta de planificación en la comunicación corporativa, incluso siendo
el gerente (o alguno de los socios) que se ocupe de la relación con los medios,
con el público o con las instituciones.
De esta manera, la Agencia de
Comunicación en una startup pasa de ser un proveedor de comunicación a
un elemento clave en la estrategia de la empresa: un partner que ofrezca
coherencia y sentido.
El rol
del gabinete debe centrarse en entender la complejidad del negocio y aportar su
experiencia a fin de consolidar la empresa y lograr superar su estatus temporal
de startup. En ese proceso, es vital dar a conocer el producto
(marketing de producto) y consolidar la marca en el mercado. Asimismo, es
imprescindible dar a conocer la empresa a los periodistas del sector. La
reputación, a la postre, será el factor clave que dará a la empresa un
recorrido en el mercado, aún sin aportar beneficios económicos a corto plazo.
El tiempo
se convierte en un factor determinante que suele angustiar a todos los
emprendedores. Parece que el mundo se acaba mañana y eso no suele ser un buen
compañero de viaje en la aventura empresarial y, menos en el ámbito de la
comunicación.