Esta
semana explotó uno de los bombazos informativos de los últimos tiempos en relación
a la comunicación digital. Tras meses de rumores, la red social Twitter anunció
que da luz verde a la ampliación del emblemático límite de 140 caracteres al
doble: 280.
La
justificación que ha dado la multinacional norteamericana es la siguiente: el
actual estándar, que cifra en 140 caracteres el límite, supone una ventaja
comunicativa para los usuarios orientales (japonés y chino, principalmente) en
contra de otros usuarios de habla latina (italiano, francés o castellano).
Según argumentan, en mensajes chinos o japoneses, los usuarios no se ven
obligados a comprimir su contenido -sólo el 0,4% de los mensajes llegan a los 140
caracteres-, hecho que sí sucede en otras lenguas -en inglés supera el
9%-.
Según
cuentan los expertos, en la decisión ha pesado tanto las pérdidas económicas de
los últimos años - este año sus beneficios han caído un 8%- como la mayor
utilización de hilos por parte de los usuarios.
Ese
método, junto a otros como la herramienta TweetLonger, se había convertido en
el atajo que los usuarios habían encontrado para saltarse el límite de 140
caracteres.
Pero,
¿cómo afecta este cambio a la red social?
Twitter
se ha venido caracterizando por ser la red social que mejor se ha adaptado a la
inmediatez. Mediante titulares, el objetivo es cazar la atención del usuario,
crearle un interés. Tal y como lo definió Jack Dorsey, uno de los cofundadores
de Twitter, en 2006: "Podemos definir nuestro invento como una corta
ráfaga de información trascendente".
A
nivel empresarial, Twitter se ha convertido en los últimos años en la herramienta
digital perfecta tanto para mejorar la comunicación con tus públicos como para
lograr una mejor imagen de marca. Así, mediante atractivos titulares, puedes
captar la atención de tus públicos y que éstos se sientan identificados con la
actividad de tu empresa.
Pero,
¿será tan sencillo lograr la atención con textos más largos? Con la pérdida de
brevedad, ¿se ha perdido el alma de Twitter? De momento tan sólo parece un
experimento, y, como todo en el mundo digital, tan sólo el paso del tiempo
determinara el grado de acierto de la decisión.
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