viernes, 15 de noviembre de 2013

Josep Cuní: "las redes sociales son una religión"

Josep Cuní durante la conferencia


Consciente de que algunas de sus afirmaciones pueden ser políticamente incorrectas, el periodista catalán, Josep Cuní, director y conductor de 8 al Dia del canal 8TV, alertó en una mesa redonda celebrada el miércoles 13 de noviembre sobre cómo el periodismo actual se ve afectado de forma negativa por fenómenos como las redes sociales, la propaganda o el sensacionalismo, los principales factores que hacen que la labor periodística sea hoy "muy incómoda".

Cuní ofreció esta conferencia de periodismo y sociedad en una jornada organizada por el COnsell de l'Audiovisual de Catalunya (CAC), invitado por su presidente, Roger Loppacher. Cuní sostuvo que a las redes sociales "les damos una importancia superior a la que realmente tienen" y reveló un estudio que muestra que alguno de sus fenómenos no es de participación plural, sino informaciones verticales y jerarquizadas.

Para Cuní, "las redes sociales son una religión e ir contra una religión hace que sus fieles digan, de entrada: 'anatema'; y después, te acaben llamando 'hereje'". Apuntó que distorsionan el papel de los medios, que "deben usarlas como buena materia prima", pero no depender de ellas.

Cuní alertó también sobre una propaganda "más elaborada que nunca". "Hoy la propaganda siempre está basada en alguna verdad", comentó y "la finalidad que persigue es la de la seducción, para que caigas en su trampa y acabes convencido de que aquello que sólo es propaganda es la verdad. Esto es lo que hace difícil combatirla."

El sensacionalismo es otro de los comportamientos que Cuní denunció, porque hace "una lectura interesada y muy economista". "Capta la atención del espectador atrapándolo con artes más intimidatorias que convincentes, con polémicas falsas y con imágenes espectaculares."

El director de los informativos de 8TV hizo notar que los periodistas se ven "atrapados entre la propaganda por una parte y el sensacionalismo por otra". Esto contribuye "a dibujar una sociedad más alejada del conocimiento real del papel del periodismo".

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lunes, 11 de noviembre de 2013

Representación de las mujeres en la televisión



El último informe del Consejo del Audiovisual de Catalunya (CAC) sobre la representación de las mujeres en la televisión proporciona datos valiosos y suficientemente amplios para mostrar de forma empírica estas dimensiones. Analiza los informativos, los debates y entrevistas, y los programas de ficción (de producción propia) emitidos durante el primer semestre del año 2012 por cuatro televisiones: TV3 (pública autonómica), TVE en Cataluña (desconexiones de la cadena estatal), 8tv (privada autonómica) y BTV (pública local de Barcelona). Esto ha implicado analizar 4.431 unidades de noticias, 2.690 intervenciones en debates o entrevistas y 357 personajes de ficción.

El análisis de estos datos muestra el contraste entre los programas de no ficción (informativos y debates) frente a los programas de ficción (películas y series para televisión). En los programas de no-ficción, se muestra un primer desequilibrio significativo. Las mujeres aparecen menos que los hombres (un 29% en los informativos y un 30,7% en debates y entrevistas).
En los programas de ficción, en cambio, la presencia de mujeres y hombres está más equilibrada, pues los personajes femeninos aumentan a un 44,5% y, además, hay más mujeres que hombres con un papel principal, tanto en términos relativos (un 20,1% de las mujeres frente a un 13,1% de los hombres) como absolutos (32 mujeres y 26 hombres).
Esto se puede deber a que en las películas y series, la dirección de los medios puede introducir criterios para promover determinados valores. Pero aquí se acaban las diferencias entre unos programas y otros, porque cuando se trata de ver cómo estas mujeres son representadas, entonces los desequilibrios emergen.
Fuente: Informe del CAC (2012)

Se puede pensar de forma razonable que la menor presencia de mujeres en los programas informativos refleja de hecho diferencias en participación social existentes en la sociedad. Pero no es así. Entre los médicos que ejercen su profesión en España, un 46,4% son mujeres, y el porcentaje se reduce a un 26,7% cuando aparecen en televisión.Lo mismo sucede con las profesoras universitarias: un 37,5% son mujeres, pero en televisión se reducen a un 12,7%.

Justamente la sanidad y la educación tienen una elevada presencia de mujeres, pero resulta que en televisión las mujeres aparecen más como usuarias de los servicios sanitarios que como profesionales, y más como estudiantes que como profesoras. Las mujeres se asocian así a roles de menos prestigio, o que implican pasividad, más como receptoras de servicios que como sus ejecutoras.

Un elemento que se relaciona con la importancia otorgada a la intervención de una persona es su identificación. En los programas informativos, la proporción de mujeres sin identificar (un 23,1%) es más del doble que la de los hombres sin identificar (10,5%). Se advierte también una relación entre edad y sexo: la presencia de las mujeres en la pantalla disminuye con la edad. Y las mujeres se asocian de forma más intensa que los hombres a los roles que se ejercen en la esfera privada (un 43,3% frente a un 20,7%). Los hombres, en cambio, aparecen mayoritariamente ejerciendo roles relacionados con la esfera pública.

En el ámbito político, las mujeres tienen una escasa presencia como miembros de Gobiernos (un 16,6%) en tanto que el porcentaje aumenta a un 26% cuando se trata de representantes de partidos. En el ámbito social las mujeres tienen una presencia superior a la media (un 34,5%), pero asociadas sobre todo a la esfera personal, también a la cultura y al mundo económico. Los hombres se asocian mayoritariamente a la economía y al trabajo, y también a la crónica política, reproduciendo así uno de los estereotipos más arraigados respecto a la participación social y laboral de hombres y mujeres.

El ámbito deportivo es exageradamente asimétrico. Fue objeto de un informe específico por parte del CAC en el año 2010 y mostraba la muy baja presencia del deporte femenino en TV3 (1,2%), TVE en Cataluña (1,8%), 8tv (0%) y BTV (3%). Hay que señalar que en este mismo año las mujeres tenían un 20,7% de las licencias deportivas y que entre los deportistas de alto nivel un 45% eran mujeres.

Los personajes de las series y películas de televisión presentan unas características divergentes según se trate de hombres o de mujeres que siguen los ejes de desigualdad. Las mujeres tienen menos nivel de poder, se asocian más a la esfera privada y sus actividades laborales son menos cualificadas que las de los hombres, Además, las mujeres aparecen más a menudo haciendo tareas del hogar (un 77,8% frente a un 56,3%) o cuidando a alguien (un 22,2% frente a ningún hombre).

Para concluir, los desequilibrios que aparecen en la representación de las mujeres en los programas de televisión proceden de dos factores de naturaleza muy distinta. Uno es de carácter cultural, derivado de la menor visibilidad e importancia que se otorga a actividades que realizan las mujeres. El otro factor se relaciona con factores sociales y de poder, pues los medios reflejan en buena medida lo que existe en los partidos, en la actividad institucional, en la representación profesional o en el liderazgo asociativo. Más presencia de mujeres con cargos relevantes en estos ámbitos debería traducirse también en un mayor equilibrio en la representación de hombres y mujeres en los medios de comunicación.

Fuente: ElDiario.es

jueves, 7 de noviembre de 2013

Corrupción y guerra de trincheras mediática

Los españoles nos enfrentamos a la corrupción política con una actitud ciertamente contradictoria: por un lado, creemos que existe un nivel intolerable de corrupción y mostramos altas dosis de desafección hacia nuestros políticos. Pero, por otro lado, seguimos votando elección tras elección a los mismos partidos políticos incluso cuando éstos están siendo acusados de algún escándalo de corrupción. ¿Por qué ocurre esto? Déjenme que plantee en estas líneas una hipótesis para el debate.
Pocas cosas son tan claramente perceptibles en el actual clima de opinión como el hartazgo ciudadano con la clase política y con el cúmulo de escándalos de corrupción que sufrimos últimamente. La pérdida de confianza de la ciudadanía hacia los políticos no ha cesado de aumentar en los últimos tiempos alcalzando niveles hasta ahora desconocidos. En Piedras de Papel ya hemos analizado este fenómeno en varios artículos (vean aquí y aquí), pero quizás valga la pena recordar algunos datos: según el CIS, el 85% de los españoles considera que la corrupción está bastante o muy extendida en nuestro país y uno de cada tres señala a los políticos cómo el principal problema que sufrimos actualmente. Seguramente estas percepciones tan negativas se han acentuado en las últimas semanas tras los recientes escándalos como el del chalé marbellí del Presidente González, los artículos de Carlos “Amy” Mulas, los ‘sobre’-sueldos  de Génova o la conexión entre la mafia rusa y el Lloret de Mar de Xavier Crespo.
Cualquier sociólogo extranjero que viera tal acumulación de escándalos y tal grado de hartazgo entre la opinión pública podría augurar un terremoto electoral contra los gobernantes corruptos en las elecciones. Nada más lejos de la realidad. Los estudios en España muestran de forma contundente que no existe un claro castigo electoral a los escándalos de corrupción. Así de pesimistas concluían, por ejemplo, los politólogos Gonzalo Rivero y Pablo Fernández en un estudio sobre la cuestión: “los partidos de los alcaldes implicados en conductas irregulares pueden contar con que no sufrirán castigos electorales en las urnas, incluso en el caso de que se inicien diligencias judiciales”. En definitiva, la corrupción, en España, sale políticamente gratis.
¿Cómo es posible que tal desafección hacia la política coexista con una actitud tan poco crítica en las urnas? Muchos expertos intentan buscar la respuesta en cómo están diseñadas nuestras instituciones; quizás les suene últimamente la más que discutible propuesta de cambiar el actual sistema electoral de listas cerradas. Sin embargo, a mi entender en España uno de los elementos clave que explicaría tal paradoja no estaría relacionado con las instituciones públicas en sí mismas sino con el alto grado de politización de nuestros medios de comunicación.
Es conocido que en España (al igual que otros países del sur de Europa) existe una estrecha complicidad entre los medios de comunicación y los intereses partidistas. Esto provoca que los quioscos de nuestro país contengan una oferta mediática con un elevado sectarismo político. Según un estudio de Antón Castromil, los periódicos claramente se alinearon a un partido político a la hora de informar de la campaña electoral de las elecciones autonómicas y municipales de 2011 (véase el gráfico). Por ejemplo, El País prácticamente no recogió informaciones perjudiciales para el PSOE y, en cambio, dedicó casi una quinta parte de sus artículos a publicar informaciones críticas con PP. Lo opuesto ocurría en El Mundo y, muy particularmente en el ABC. En este último periódico, nada menos que una de cada tres noticias publicadas contenía mensajes negativos hacia el PSOE, lo que contrastaba con la práctica inexistencia de noticias críticas con el PP (apenas un 1% y no descarten que fueran obra de un becario despistado).
  1. Datos: CIS (Pre-electoral 2011) y Castromil y Chavero (2012)
Este alto grado de complicidad entre partidos políticos y medios de comunicación tiene importantes consecuencias sobre cómo los españoles acabamos consumiendo los medios de comunicación. Y es que ante tal panorama de sectarismo mediático, es inevitable que nos aproximemos al quiosco con elevadas medidas de seguridad para evitar ser expuestos a mensajes sistemáticamente contradictorios a nuestras preferencias políticas. El resultado es que escogemos los periódicos siguiendo un estricto criterio ideológico. La práctica totalidad de los lectores de El País son de izquierdas y, en cambio, los de El Mundo y el ABC son de derechas (véase el gráfico).
Todo ello provoca que el panorama mediático de nuestro país se asemeje a una “guerra de trincheras”, lo que genera un alto grado de cinismo político hacia los escándalos de corrupción. Cuando un periódico destapa un escándalo de corrupción suele ser recibido por la otra trinchera como una estratégica interesada, que tiene como única intención el descrédito o la difamación del adversario por cuestiones estrictamente políticas. Esto provoca que los ciudadanos (tristemente atrincherados en alguno de los bandos) se tomen con altas dosis de cinismo los escándalos publicados en los periódicos rivales. 
Es cierto que, por regla general, los individuos tienen una tendencia psicológica a no dar crédito a los escándalos que afectan al partido con el que se sienten identificados y a exagerar los que afectan a sus  rivales políticos. Este sesgo psicológico ha sido elegantemente estudiado por algunos investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona a través de experimentos (se puede leer el artículo académico aquí).  A pesar de que se trata de una tendencia que ocurre en todas  partes, tengo la convicción de que tal dinámica está altamente acentuada en nuestro país debido a su particular “guerra de trincheras” mediática.
Por el momento, el caso Bárcenas está siendo excepcionalmente denunciado por periódicos de ambas trincheras, por lo que puede facilitar que los ciudadanos otorgen credibilidad al asunto. En este sentido, el caso Bárcenas puede ser partícularmente dañino para el PP. Aún así, seguramente muchos que están leyendo estas líneas siguen preguntándose con cierta desconfianza qué motivación política se esconde tras el afán denunciador del periódico de Pedro Jota.
Creo firmemente que en nuestro país urge un cambio drástico del rol que desempeñan los medios de comunicación. Para combatir la corrupción es esencial tener a ciudadanos informados, que den credibilidad a los escándalos que se publican en los medios (incluso cuando éstos afectan a su partido) y que, en consecuencia, castiguen la corrupción en las urnas. Y mucho me temo que tal escenario no se consigue con reformas del código penal, escenificando pactos entre partidos políticos o con las (ya cansinas) fórmulas perezosas de reformar el sistema electoral. Sólo unos medios independientes pueden evitar que los ciudadanos conciban los escándalos de corrupción como estrategias de politiqueo, con intereses espurios y con el único objetivo de difamar al adversario. Es necesario cortar los estrechos lazos entre élites políticas y medios de comunicación. Otra cuestión es saber cómo hacerlo.


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lunes, 4 de noviembre de 2013

¿Los clientes prefieren salir en papel antes que en los medios online?



Juan Antonio Baños, Director General On & Off Communications

"Los medios impresos siguen siendo muy atractivos para los clientes independientemente del sector al que dediquen su actividad. Desde mi punto de vista está muy relacionado con el tipo de soporte, totalmente físico en el caso de los medios impresos con respecto al medio digital. El envejecimiento del perfil del lector de medios impresos está al mismo tiempo cambiando esa percepción por parte de los clientes con lo que si se desea llevar los mensajes a una mayor audiencia el mix con los medios digitales se hace imprescindible".


Marga Gonzáles, socia directora de Actitud de Comunicación

"Hasta hace relativamente podo esto era, efectivamente, así. Pero en el último año, teniendo en cuenta la importancia de la prensa online y la cantidad de medios impresos que ha ido desapareciendo, esta tendencia está cambiando. Los clientes comprueban que su mensaje, su historia, también puede ser comunicada, con eficacia y credibilidad, en un medio online".


Óscar Fernández Socio-Fundador Grupo Aeropress Comunicación

"Efectivamente todavía muchos departamentos de Márketing dan mucha relevancia a las apariciones de papel frente a los medios digitales, en muchos casos cuando el medio digital es más importante y con más alcance que el medio de papel. Creo que es también porque ver reflejada la marca o el producto en un soporte físico todavía sigue siendo más visual y más aceptado para presentar resultados a los responsables de la empresa. Además, el medio de papel da una mayor credibilidad y no se llega a confiar plenamente en las publicaciones de Internet. Aunque esta idea llegará a cambiar con el tiempo, y los departamentos de márketing se tienen que enfrentar al cambio tan apasionante en el que nos encontramos".


Paula Moreira, Directora de AX Comunicación

"Durante mucho tiempo esta afirmación fue cierta. Los clientes han seguido prefiriendo el papel, pero actualmente la tendencia general es valorar más la publicación online. De hecho, algunas herramientas de medición de resultados utilizadas por las empresas solo reflejan las informaciones publicadas online, dejando fuera el papel que se convierte en algunos casos en secundario".


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