Decía el
filósofo austriaco Peter Drucker que lo más importante de la comunicación
es escuchar lo que se dice. En la comunicación empresarial es
imprescindible saber qué comunicar, a quién comunicar
y , sobre todo, por qué comunicar.
Para
establecer una comunicación eficaz con nuestro entorno debemos delimitar y
acotar nuestro público objetivo, definir un mensaje y una política
comunicativa, pero, ante todo, alinear nuestros mensajes a los objetivos
y estrategias de la empresa.
A raíz de lo
comentado previamente, debemos analizar a nuestro público: qué
características tiene, qué interés tiene en nuestro producto/servicio, así como
por qué canal desea recibir la información.
Una vez
estudiados los públicos de la empresa, definimos un objetivo de
nuestra comunicación empresarial. Para ello, analizaremos con el
global de nuestra empresa si nos interesa mejorar el posicionamiento de marca,
la reputación corporativa, establecer una imagen o lanzar una campaña de
ventas. A su vez, conviene marcar qué indicadores nos
mostrarán que nuestra comunicación es eficaz tanto a corto como a largo plazo.
Según el
público al que queramos llegar, debemos optar por un canal
concreto para lanzar el mensaje. Obviamente, según el segmento de
edad, por ejemplo, optaremos por las redes sociales o por medios
más tradicionales. Hemos de tener muy en cuenta que el canal definirá el
contenido del mensaje.