martes, 24 de octubre de 2017

La comunicación en las startups. Sentido común

El auge de las startups ha cambiado el paradigma de comunicación corporativa. Éstas son empresas que nacen de una idea de negocio, normalmente relacionada con el mundo tecnológico, que carece de una infraestructura empresarial consolidada. Sin embargo, su necesidad comunicativa les hace querer correr antes de saber andar. Aquello de que “apenas me funciona la web y ya quiero hacer un rueda de prensa”.


Según datos de Pier01, uno de los muchos edificios en Barcelona destinados a ser hub de empresas relacionadas con el emprendimiento, en 2017 ya son más de 20.000 los profesionales que trabajan directamente para este modelo de negocio. 

Pero, ¿cómo debemos adaptarnos como Agencia de Comunicación a este modelo?
El papel de la Agencia de Comunicación en el mundo 'Tech' es aún más importante si cabe que en una empresa tradicional. Por definición, una startup tiene un modelo de negocio específico y suele tener una comunicación deficiente con sus públicos: clientes, entorno social, proveedores, etc. Se critica, desde el auge de muchas empresas que empezaron como startups (Glovo, Mytaxi, etc), la falta de planificación en la comunicación corporativa, incluso siendo el gerente (o alguno de los socios) que se ocupe de la relación con los medios, con el público o con las instituciones.

 De esta manera, la Agencia de Comunicación en una startup pasa de ser un proveedor de comunicación a un elemento clave en la estrategia de la empresa: un partner que ofrezca coherencia y sentido.

El rol del gabinete debe centrarse en entender la complejidad del negocio y aportar su experiencia a fin de consolidar la empresa y lograr superar su estatus temporal de startup. En ese proceso, es vital dar a conocer el producto (marketing de producto) y consolidar la marca en el mercado. Asimismo, es imprescindible dar a conocer la empresa a los periodistas del sector. La reputación, a la postre, será el factor clave que dará a la empresa un recorrido en el mercado, aún sin aportar beneficios económicos a corto plazo.

El tiempo se convierte en un factor determinante que suele angustiar a todos los emprendedores. Parece que el mundo se acaba mañana y eso no suele ser un buen compañero de viaje en la aventura empresarial y, menos en el ámbito de la comunicación.

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