miércoles, 19 de junio de 2013

¿Nos importa ser fiables?

Muchos de los que trabajamos en comunicación, sobre todo en  las relaciones con medios informativos, sea dentro de una organización o dando servicio a una empresa en una agencia, preferimos darle la razón a nuestro cliente o jefe antes que crear un posible conflicto que nos pueda acarrear la posibilidad de perderlo. En un contexto tan crítico como el actual prevalece el instinto de supervivencia que inconscientemente trata de satisfacer al cliente con una actitud que podríamos catalogar de sumisa.

En el caso concreto de una agencia,  acabamos intermediando entre dos mundos -la empresa y los medios de comunicación-, con intereses a veces contrapuestos y el éxito dependerá de nuestra capacidad para mediar con inteligencia entre ambos. Sí claro, hay quien nos paga los honorarios y podría entenderse que nos debemos a ellos. Y es así pero con inteligencia, con criterio. 

Nos pagan para dar el mejor servicio, para defender sus intereses ante los medios y ser sus abogados ante la opinión pública.  En este sentido, no podemos ser simples transmisores de los mensajes que quiere la organización. Hay que tener el rigor profesional para ser autocríticos y plantear las cosas tal y como entendemos que se han de hacer. Ese debería ser nuestro principio, algo que nos pueda proporcionar algo tan codiciado como la credibilidad, tema comentado en este artículo de TopComunicación. 


Una reciente muestra de Oriella PR Network,  una alianza de 16 agencias de comunicación en 23 países de todo el mundo, pone de manifiesto que, para los periodistas (550 de todo el mundo contestaron la encuesta), los políticosrelaciones públicas, directores de marketingcommunity managers son las fuentes de información menos fiables. Los más creíbles, los profesores. Algo no estamos haciendo bien.

Carlos Bascones


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