jueves, 29 de noviembre de 2012

¿Sondeos Low Cost? No gracias



Ni los augurios más pesimistas previeron el desplome de CiU en las últimas elecciones catalanas. ¿Qué ha pasado? ¿Que de repente unos profesionales solventes como los investigadores de opinión se han vuelto medio inútiles? No, sucede lo de siempre: queremos duros a cuatro pesetas.

La auténtica realidad es que las empresas investigadoras de opinión se han visto obligadas a proveer sondeos a precios de derribo, con ingresos que no dan ni para pagar el sueldo de toda la maquinaria humana necesaria para realizar un estudio de investigación como dios manda.

Y la estadística tiene sus reglas. La primera es que para obtener un mayor nivel de confianza no hay más remedio que aumentar el tamaño de la muestra; esto significa más encuestadores y más supervisores. La segunda regla es que la muestra debe ser un reflejo ponderado del universo que se quiere investigar; para explicarlo con un ejemplo, es más difícil (más costoso) contactar con votantes con trabajo que en paro, pero si tenemos que entregar el sondeo con rapidez y con unos encuestadores mal pagados, este tipo de detalles los acabamos pasando por alto.

Para más inri a las empresas de sondeos les están lloviendo críticas por la poca precisión de los datos. Éstas se defienden como pueden y achacan  la desviación a la “radicalización y alta participación”, según ha declarado Aneimo, la principal asociación del sector. Aneimo seguramente no ha querido cargar mucho las tintas contra sus clientes; pero si se lee la noticia hasta el final no queda ninguna duda: “ha habido que trabajar con menos recursos de los necesarios, en una situación compleja”. 

Al final, los primeros perjudicados son los propios clientes: los medios de comunicación que han confundido a sus audiencias y los partidos políticos que han tomado decisiones de campaña basadas en informaciones “low cost”.


Luis Delgado

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